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La chica de las gafas de pasta y el blog que no quería serlo

Perfil

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En el máster todo se aprende por el método "ensayo error". Bueno, creo que casi todo en la vida se aprende así. Hoy el tema era hacer un perfil, y como parece que están de moda los Héroes (yuju!) he intentado hacer uno de Bunbury.

Ahí va, no seáis crueles.

C

Aquel chico rarito

Enrique Bunbury es un hombre coherente  y lleno de contradicciones. Es odiado y adorado a partes iguales. Sus detractores le acusan de defectos que él mismo ha reconocido previamente y a sus seguidores no les importan sus extravagancias. Bunbury puede tocar tan sólo dos canciones en un concierto, como ocurrió hace unos años en Zuera, y no pasa nada. Es él, es así, y quienes le conocen y le aman lo saben de sobra.

El chico rebelde, desmelenado y caótico que hace veinte años formó una de las bandas de rock más importantes del país es, ante todo, un gran músico. Junto a los demás miembros de Héroes del Silencio compuso auténticos himnos: “Entre dos tierras”, “Iberia Sumergida”, “Maldito Duende”, “Sirena Varada”... Hay una generación en España y en Latinoamérica que es capaz de cantar de principio a fin estas y otras canciones. Los conciertos de la última gira de Héroes, grabados y reeditados en DVD (Héroes es la gallina de los huevos de oro de su compañía) dan buena muestra de ello. Recintos absolutamente llenos y un público entregado, y eso que la banda sólo grabó cinco discos de estudio: Héroe de leyenda; El mar no cesa; Senderos de traición; El espíritu del vino; Avalancha. Enrique Bunbury pasó de ser “un chico rarito” de Zaragoza a una estrella del rock and roll, y ese parece ser un cambio difícil de asumir.

Sin embargo, este frenesí no se ha dejado ver en sus canciones.  Las letras de Héroes nunca fueron vacías o banales. Si algo define a Enrique Bunbury es la reflexión. No es raro verle en la ciudad (en una de esas temporadas que no se esconde) leyendo tratados de filosofía. Bunbury es también “un hombre potencialmente de fe”, o así se define. Educado en colegios religiosos, ha “coqueteado” con otras religiones pero se confiesa esencialmente cristiano, aunque no católico. Quizá sea ésta otra clave para entenderle, para comprender sus canciones y su funcionamiento.

            Durante su etapa de “héroe”, sus cambios de aspecto (casi uno por disco) daban idea de la agitación en la que vivía y vive Bunbury. La ruptura con la banda se materializó en un corte de pelo. Adiós a la melena, adiós a los Héroes. Volvió el Enrique menos comercial, más introspectivo. Algunos en Zaragoza todavía recuerdan aquel concierto de versiones de Elvis que dio en el Centro Cívico Delicias al poco de desaparecer los Héroes.

            La música obsesiona y define a Enrique Bunbury y además no lo esconde. Tras abandonar Héroes del Silencio, con todos los problemas y tensiones de la última gira,  su carrera dio un giro. El grito “héroes, héroes” molestaba a Bunbury tanto que, durante un tiempo, no soportó ni siquiera escucharlo. Grabó en solitario “Radical Sonora”; “Pequeño Cabaret (Ambulante)”; “Flamingos”; y “El viaje a ninguna parte”. En todos estos álbumes investiga la “universalidad” de la música, mezclando tangos, blues, cante jondo y rancheras... Quizá su punto álgido en esta fusión se vivió en la gira del Pequeño Cabaret Ambulante, con la que volvió a recorrer España y Latinoamérica sumido en un éxito abrumador.

           Enrique Bunbury es un hombre de pasiones y de modas que se reinventa de forma constante. Si en un disco recuerda a Bob Dylan, en otro parece querer ser un nuevo Jim Morrison. Es a la vez iconoclasta e iconódulo. El hombre lleno de contradicciones asoma de nuevo. Viaja mucho pero no encuentra su lugar.

           Sin embargo, Enrique Bunbury es y será siempre de Zaragoza, y eso confiere carácter. La ciudad a la que un día definió como “el mejor lugar para ver crecer a tus hijos”, la misma que le definía a él como “un chico rarito”, le espera con los brazos abiertos. Esa Zaragoza, que siempre es la misma, ansía que llegue el próximo día 12 de octubre, y no porque sea fiesta grande, que lo es, sino porque verá el regreso más esperado de los últimos años. Los Héroes del Silencio diez años después. Vuelven y lo hacen a lo grande.

 

3 comentarios

Wally Week (the Pyjamarama! one) -

A mí lo que más me gusta del estilo Bunbury en Héroes del Silencio es esa costumbre de adornar las palabras con vocales de sobra. "He oí-e-do que la e-noche... es to-e-da mmmmmagiaaaaaaaaa"

Hoplita -

Musicalmente esta todo dicho, personalmente no tengo nada que decir, pues el mutismo es el unico decoro que puedo aportar a mi ignorancia, todo lo demas seria falaz y pretencioso.
No obstante, un apunte. Preguntando a un amigo de Bumbury por este mismo, su amigo, una de las personas mas sabias que conozco en el mundo, dijo que ganaba en las distancias cortas.
Vamos, que debe de ser, cuando menos, insoportable.
No se deje engañar señor cantabro, aragones malo nace y muere malo.

Fran -

Me ha encantado tu artículo. Por una razón básicamente: me has acercado a la persona de Enrique Bunbury, del cual sólo conocía su pertenencia a Héroes del Silencio. Has sabido definirle perfectamente sin florituras. Bravo C.