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La chica de las gafas de pasta y el blog que no quería serlo

Meliès y otros genios

Un vicio como otro cualquiera

Un vicio como otro cualquiera

Esto no es una crítica de libros al uso. Es simplemente una recomendación personal, aviso.

Yo acostumbro a leer novelitas de misterio cuando mi stress alcanza niveles poco recomendables. Ahora, con las mil horas de clase del máster y las otras tantas del doctorado, al llegar a mi casa por la noche no puedo leer nada más allá que novelas giallas, q dirían los italianos... Leo otras cosas, por supuesto. Tengo también entre manos a Juan Marsé (Si te dicen que caí) y a Clarice Lispector (El libro de los placeres), pero hoy quería hablaros de Guido Brunetti, o lo que es lo mismo, de la saga veneciana de Donna Leon.

Esta autora norteamericana afincada en Venecia ha publicado una larguísima saga de novelas protagonizadas por un comissario de la policía y su particular entorno. Con sencillez, buen hacer y mucho talento, Donna Leon enlaza sus tramas a través de la familia de Guido Brunetti (su esposa Paola y sus hijos Chiara y Raffi) y otros secundarios estelares, como la diva de la ópera Flavia Petrelli o el vicequestore Patta, jefe del dottor Brunetti. La autora, a Dios gracias, no abusa de sus personajes en las novelas, sino que va presentando en cada tomo a alguno de los coprotagonistas, como hace con Chiara en "Muerte y Juicio", dando a sus textos la intriga que narran sus historias. Además, para una lectora asidua a las novelas de misterio como yo, las historias de Donna Leon son entretenidas, poco previsibles y llenas de detalles realmente encantadores (como cuando describe la idiosincrasia italiana, critica las obras que asolan Venecia o la sobreexplotación turística de la ciudad de los canales), y eso es ciertamente de agradecer.

En estos últimos meses he leído  Muerte en La Fenice (1992) que obtuvo el prestigioso Premio Suntory a la mejor novela de intriga, Muerte en un país extraño (1993), Vestido para la muerte (1994), Muerte y juicio (1995), Acqua alta (1996) y Mientras dormían (1997), y sólo puedo decir que tengo muchas ganas de seguir leyendo las andanzas de Brunetti y compañía.

C.

Los filtros

    Hay determinadas actitudes en la vida que descubren a las personas sin que ellas mismas se enteren. Y luego, cada uno va colocando sus filtros inconscientes, automáticos e imperceptibles hasta para quien los genera. Yo me he encontrado ya más de uno y más de dos,  pero hoy quiero hablar del filtro Amanece

    Para mí, todo aquel que no se ríe a carcajadas con Amanece, que no es poco  mmmm  cómo decirlo... me pone en alerta. Es infantil, irracional y puede que absurdo. Lo sé. Pero digo yo que también habrá gente por ahí que se fije en las cosas más peregrinas. Y a mí Amanece, que no es poco me da salud mental. A fuerza de verla me he aprendido de memoria algunos diálogos, como el que mantienen Luis Ciges y Antonio Resines, padre e hijo en la ficción, y que dice así:

Ciges: "¿Me respetarás?"

Resines: "Pero padre, que soy su hijo."

Ciges: "Un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama."

    Lector, lectora. Si ya has visto Amanece y eres fan porque piensas que es de lo mejorcito del cine español... ¡bienvenido al club! Si todavía no la has visto, dale una oportunidad. Escenas como la anterior te pueden dar una idea de lo que encierra esta joyita del cine español, y probablemente estarás toda la película sin parar de reir. Y si ya la has visto y no te reiste a carcajadas... te estás "construyendo tu propia hoguera", como dice el Pequeño Iconoclasta.

    Amanece, que no es poco, es actualmente una película de culto. Cuando la estrenaron en 1981 duró dos semanas en cartel y hoy en día es imposible conseguirla en DVD porque la edición está agotada.

    Cosas veredes, Sancho...

C.